¿Cuál es la verdadera historia del bigote de Salvador Dalí?
Su bigote alcanzó tal protagonismo que Dalí publicó un libro dedicado a él
05 julio 2025 • 07:00 pm


- Girona, España.- Entre todos los elementos que elevaron a Salvador Dalí a la categoría de ícono, existe uno que destaca incluso por encima de sus célebres relojes derretidos y las fascinantes escenas oníricas de su arte surrealista: su inconfundible bigote.
Afilado como una lanza, rígido, puntiagudo y desafiante de la gravedad, este distintivo vello facial, trascendió lo estético para transformarse en una auténtica declaración artística, tan provocadora como audaz; la marca registrada del genio surrealista.

Los orígenes del ícono bigote: de discreto a surrealista
Según recogen medios, en la década de 1930, Dalí comenzó con un discreto bigote al estilo “Menjou”, inspirado en el actor estadounidense Adolphe Menjou, una elección popular en aquella época. Sin embargo, en la década de 1940, su vello facial evolucionó hacia ese estilo extravagante y puntiagudo que todos conocemos, apareciendo por primera vez en su obra Autorretrato blando con bacon frito (1941).
Los secretos del cuidado
En una fascinante entrevista para el programa Panorama de la BBC en 1955, Dalí reveló al presentador Malcolm Muggeridge el secreto detrás de su espectacular vello facial. “Al principio, para este bigote utilicé un producto muy natural”, confesó el artista. “¿Conoces los dátiles? Al final de la cena, no me limpié los dedos y me puse un poco en el bigote, y se mantuvo toda la tarde de forma muy eficaz”.
Con el tiempo, sin embargo, Dalí perfeccionó su técnica y pasó a utilizar productos profesionales. “Ahora utilizo un producto auténtico, muy bueno, [que encontré] en la Place Vendôme, la cera húngara Pinaud”.
De acuerdo con artnet, el artista llegó a usar la punta de su bigote como pincel improvisado y “coleccionaba bigotes”, decorando su casa en Portlligat con imágenes de hombres bigotudos. Además, su ritual de cuidado era religioso: lo limpiaba cada noche sin falta, permitiendo que se suavizara y cayera durante el sueño, para luego volver a esculpirlo cada mañana, un proceso que le llevaba apenas tres minutos.
Más que un simple vello facial, el bigote de Dalí era una extensión de su arte y personalidad. El mismo artista lo llegó a describir como “la parte más seria de mi personalidad” y lo veía como una manifestación física de su destreza creativa, señalando que “al igual que el poder de mi imaginación, [el bigote] seguía creciendo”.

¿De dónde surgió esta obsesión?
Entre las posibles inspiraciones para su aspecto distintivo, se cree que una de las principales fue el artista barroco del siglo XVII Diego Velázquez, el único al que Dalí admitió como influencia.
Particularmente, se inspiraba en los retratos que Velázquez hizo del rey español Felipe IV, quien lucía un vello facial de estilo similar.

En 1954, el bigote alcanzó tal protagonismo que Dalí publicó un libro dedicado a él, creado en colaboración con el legendario fotógrafo Philippe Halsman. Dalí’s Mustache contenía 28 fotografías en blanco y negro del artista mostrando su impresionante vello facial en diversas situaciones surrealistas.
El bigote de Dalí ya fuera rizado en forma de ocho, adornado con flores o atado con un lazo, se convirtió en algo tan cuidadosamente elaborado como su imagen pública. Sus curvas exageradas confrontaban al espectador con lo absurdo, desafiándolo a cuestionar las convenciones.
Fuente: Agencias